La llegada del COVID-19 ha acelerado cambios que lentamente empezaban a llegar a algunas empresas y que a otras llegaron sin previo aviso y preparación. De un día para otro nuestras vidas se transformaron, tuvimos que adecuar nuestras viviendas para implementar o mejorar los lugares de estudio y trabajo, con un gran alivio para algunos más que para otros ya que las condiciones de los hogares de las personas pueden ser muy diferentes.
Empezamos esta nueva etapa aliviados por no tener que gastar horas en el transporte publico, no tener que meternos en las aglomeraciones para llegar a nuestros lugares de trabajo, por compartir más tiempo con nuestras familias e incluso poder hacer eso que por tiempo no habíamos podido. Lo habíamos logrado, lo que parecía imposible para muchas empresas había empezado a funcionar.
Fue a lo largo de los meses que nos empezamos a dar cuenta que no todo estaba resuelto y comenzábamos a apreciar los esfuerzos de las empresas, algunas más que otras, por tener espacios de trabajo adecuados que asegurasen el bienestar y confort de sus trabajadores, si algo nos ha dejado claro esta nueva realidad es que más horas disponibles no nos hace más productivos.
La calidad de los espacios en los que realizamos nuestras actividades laborales permite, o no, desempeñarnos mejor, esto se evidencia con claridad en nuestra salud mental y física. Aunque las condiciones naturales de luz y ventilación son las ideales, en muchas ocasiones la disposición de los espacios no permite aprovecharlas y es necesario proveerlas artificialmente. Sin embargo, es común en las viviendas que estos aspectos no estén resueltos adecuadamente y menos para llevar a cabo una jornada laboral completa en optimas condiciones.
Uno de los principales retos que enfrentan las empresas respecto al teletrabajo es asegurar el confort y bienestar de sus trabajadores, proveerlos de los recursos necesarios para tener espacios adecuados en los cuales realizar sus funciones y lograr esa igualdad de condiciones de todos los empleados que de alguna manera era posible asegurar en un espacio corporativo.
La pandemia dejó en evidencia la importancia de los entornos laborales y aunque no sabemos si el teletrabajo llegó para quedarse, definitivamente la preocupación por los espacios que habitamos sí. Por esta razón, traemos algunas recomendaciones para identificar si nuestros lugares de trabajo cuentan con las condiciones espaciales adecuadas.
Iluminación
Según la actividad que realizamos en determinado espacio y el esfuerzo visual que demanda, el requerimiento de iluminación va a ser diferente. En el caso del teletrabajo, la iluminación mínima recomendada es de 300lux y la ideal es de 500lux. Esta medición se puede realizar utilizando un luxómetro, sin embargo, también existen aplicaciones para el celular que realizan esta función, basta con buscar en la tienda de aplicaciones de tu celular “light meter” y podrás encontrar diferentes opciones.
*Tip: recuerda buscar espacios con iluminación natural, ya que además de transmitir mayor bienestar disminuyen el consumo de energía en tu hogar.
Ergonomía
La ergonomía tiene como objetivo diseñar espacios que se adapten a las características fisiológicas del ser humano para asegurar el bienestar y salud de las personas. De esta manera, es importante que los elementos que conforman nuestro puesto de trabajo o estudio sean ergonómicos.
Estas son algunas de las características que debemos tener en cuenta:
- Procura tener una correcta posición de tu espalda a un ángulo de 90%.
- La altura del escritorio debe permitir que al poner tus brazos sobre este los codos reposen sobre el cuerpo.
- La pantalla del ordenador debe estar a unos 50-70cm de distancia de tus ojos.
La altura de la silla debe permitir apoyar los pies en el piso formando un ángulo de 90%, si no es posible es recomendable usar un posa pies.
La altura de la pantalla debe permitir mantener una postura derecha, si queda muy abajo puedes utilizar un soporte para elevarla a la altura de tus ojos.
Ventilación
La ventilación es un factor clave para proporcionar confort a cualquier espacio. Por un lado, regula la temperatura, la cual puede aumentar en espacios cerrados con presencia de equipos electrónicos. Además, permite la circulación del aire asegurando la calidad de este en el interior. Cabe mencionar que es también una de las medidas más relevantes para la disminución de riesgo de contagio por COVID-19 en espacios cerrados. Por es razón, se recomienda mantener entradas de aire durante el tiempo de trabajo.
La calidad de los espacios que habitamos es directamente proporcional a nuestra calidad de vida y nuestra salud. No debemos tomarnos a la ligera nuestro bienestar y el de los demás, especialmente en los momentos difíciles que estamos viviendo, donde nuestra salud física y mental son los principales recursos para superar los retos que plantea la nueva realidad.
Autor: María Paz Novoa – Arquitecta